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Matrimonio pastor/Profeta

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Profeta de fuego

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Te invitamos a que te unas con nosotros

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Alguien que entiende

Alguien que entiende

… El Señor escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos… —1 Crónicas 28:9
El esposo de mi amiga estaba en las últimas etapas de la demencia senil. Cuando le presentaron a la enfermera que lo iba a cuidar, le tomó el brazo para detenerla y le dijo que quería que conociera a su mejor amigo: alguien que lo amaba profundamente.
Como no había nadie más en la sala, la enfermera pensó que estaba delirando; sin embargo, resultó ser que estaba hablando de Jesús. Ella se conmovió muchísimo, pero tuvo que irse de inmediato para atender a otros pacientes. Cuando volvió, la oscuridad lo había envuelto otra vez y ya no estaba lúcido.
Aunque este hombre había vuelto a descender a las tinieblas de su enfermedad, sabía que el Señor era su mejor amigo. Dios mora en las profundidades insondables de nuestra alma, y puede traspasar la mente más perdida y confirmarnos su cuidado tierno y amoroso. Sin duda, las tinieblas no nos esconden de Él (Salmo 139:12).
No sabemos lo que el futuro nos deparará a nosotros ni a nuestros seres queridos. Al envejecer, tal vez también descendamos a la oscuridad de una enfermedad mental, el Alzheimer o la demencia senil, pero, aun allí, la mano del Señor nos guiará y su diestra nos sostendrá con firmeza (v. 10). No podemos escapar de su amor y su cuidado personal.

Cristo me ama, bien lo sé.

Remedio para la Ansiedad

Remedio para la Ansiedad

"Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo" Salmo 55:22
Según un informe de un periódico estadounidense, la ansiedad ha superado a la depresión como el principal problema mental en los Estados Unidos. Los medicamentos para combatirla son, hoy en día, los productos farmacéuticos que más se venden. Aun en medio de economías florecientes y de estabilidad política, la preocupación y la aprensión siguen formando parte de la condición humana; estado que no puede aliviarse adecuadamente con una píldora.
Cuando David compuso el Salmo 55, su mente estaba agitada por las mismas situaciones con que luchamos hoy: se horrorizaba de la violencia, la ira y el abuso que llenaban las calles de la ciudad (vv. 9-11). Experimentaba la angustia de ser traicionado por un amigo cercano (vv. 12-14). Anhelaba irse y escapar a un lugar tranquilo (vv. 4-8).
Como la dolorosa ansiedad de David refleja la nuestra, su receta para aliviarla igualmente puede hacernos bien a nosotros. Él escribió: "En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará. … Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará…" (vv. 16,22).
La ansiedad es una carga que no se supone que llevemos. En cambio, debemos entregarle nuestras preocupaciones a Cristo, porque Él tiene cuidado de nosotros (1 Pedro 5:7; ver también Filipenses 4:6,7). Si hoy tu corazón pesa mucho, el Señor está listo para llevar todas las cargas que le entregues.

Reflexión: Dios nos invita a echar sobre Él el peso que tenemos encima.

Ilumina a tu mundo reflejando la luz de Cristo

Ilumina a tu mundo reflejando la luz de Cristo

… [resplandeced] como luminares en el mundo; asidos de la palabra de vida… —Filipenses 2:15-16
Antes de la Guerra Civil Estadounidense (1861-1865), los esclavos fugitivos encontraban la libertad siguiendo el Ferrocarril Subterráneo, término que aludía a los senderos secretos de sur a norte en los Estados Unidos y a los abolicionistas que los ayudaban en el camino. Los esclavos recorrían grandes distancias durante la noche, manteniendo el rumbo al seguir la luz de la «Calabaza para beber», nombre codificado referido a la constelación conocida como Osa Mayor, que señala hacia la Estrella polar. Algunos también creen que los fugitivos utilizaban instrucciones codificadas de la letra de la canción Sigue la calabaza para beber, para no perderse mientras viajaban.
Tanto los abolicionistas como la «calabaza para beber» eran puntos luminosos que guiaban a los esclavos hacia la libertad. El apóstol Pablo afirma que los creyentes deben brillar como «luminares en el mundo» para mostrar el camino a quienes buscan la verdad, la redención y la libertad espiritual que Dios ofrece (Filipenses 2:15).
Vivimos en un mundo en tinieblas, que necesita desesperadamente ver la luz de Jesucristo. Somos llamados a reflejar la verdad de Dios, para que otros sean guiados a Aquel que redime y que nos conduce a la libertad y la vida. Nosotros indicamos cómo llegar a Jesús, quien es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6).

Ilumina a tu mundo reflejando la luz de Cristo.
Esperanza al sufrir
En [esta esperanza] os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas. —1 Pedro 1:6
Cuando abrí la Biblia para leer Jeremías 1 al 4, el subtítulo del pasaje me llamó la atención: «Esperanza en tiempos de angustia». Casi me puse a llorar. El momento era oportuno, ya que estaba atravesando un período de tristeza por la muerte de mi madre.
Algo parecido había sentido el día anterior al escuchar el mensaje del pastor de mi iglesia. El título era «Gozo en el sufrimiento», basado en 1 Pedro 1:3-9. Tomó una ilustración de su propia vida: el aniversario de la muerte de su padre, ocurrida hacía un año. Para muchos, el mensaje fue significativo, pero, para mí, fue un regalo de Dios. Estos y otros hechos confirmaban la verdad de su Palabra: no me abandonaría en mi angustia.
Aunque el sendero del dolor es difícil, el Señor manda recordatorios de su presencia permanente. A los israelitas expulsados de la tierra prometida por su desobediencia, Dios les confirmó que estaba con ellos al enviar profetas como Jeremías, para ofrecerles esperanza; esperanza de reconciliación mediante el arrepentimiento. También, a aquellos a quienes Él permite que atraviesen momentos de prueba, les muestra su presencia a través de una comunidad de creyentes que se aman «unos a otros entrañablemente, de corazón puro» (1 Pedro 1:22). Estas señales de la presencia del Señor durante las pruebas terrenales confirman su promesa de la esperanza vivificadora que nos aguarda en la resurrección.

«Nunca debemos avergonzarnos de nuestras lágrimas».

Pescando en aguas agitadas

Pescando en aguas agitadas

… desde ahora serás pescador de hombres. —Lucas 5:10
Hace varios años, mis hijos y yo disfrutábamos de unos días juntos, paseando por un río y pescando, con dos guías de pesca que también conducían los botes.
El guía que conseguí era un hombre que había vivido toda su vida junto al río y sabía dónde había truchas grandes. Era callado y habló apenas una docena de palabras durante todo el tiempo que estuvo con nosotros, pero lo que dijo me animó.
Pescábamos con moscas pequeñas en aguas agitadas. Mi visión no era como antes y no veía la mayoría de los intentos de los peces de picar. Aquel hombre, que era la personificación de la paciencia, empezó a alertarme, diciendo: «un pez», para avisarme cuando veía una trucha debajo de la mosca. Cuando lo oía, levantaba la caña de pescar y… ¡voilà! ¡Una trucha en la otra punta!
A menudo, pienso en aquel guía y en la declaración de Jesús a sus discípulos pescadores: «… desde ahora serás pescador de hombres» (Lucas 5:10). Todos los días, se nos presentan grandes oportunidades para mostrar el amor de Cristo y hablar de la esperanza que tenemos a personas que nos rodean y que buscan ese «algo» evasivo que anhelan alcanzar. Si no estamos alertas, podríamos perder estas oportunidades.
Que el gran Pescador, quien conoce cada corazón, nos susurre: «un pez», y que tengamos oídos para oír.

Cuando el Espíritu te impulse, actúa.

Cultivemos una actitud de Contentamiento

Cultivemos una actitud de Contentamiento

Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe… —1 Timoteo 6:10
Una encuesta realizada a través de Internet por un estudio de abogados de Nueva York revela que el 52% de los negociadores, corredores de bolsa, banqueros inversionistas y otros profesionales de servicios financieros está involucrado en actividades ilegales o cree que tal vez necesitaría hacerlo para tener éxito. Concluye diciendo que estos líderes financieros «han perdido su brújula moral» y «aceptan las maniobras corporativas como un mal necesario».
Al entrenar al joven Timoteo, Pablo le advirtió que el amor al dinero y el deseo de enriquecerse había hecho que algunos se perdieran, cedieran a las tentaciones y abrazaran «muchas codicias necias y dañosas» (1 Timoteo 6:9). El apóstol consideraba que «el amor al dinero» (no el dinero en sí) era causa de «todos los males» (v. 10); en especial, al desplazar la dependencia de Dios.
Cuando aprendamos que el Señor es la fuente de todo lo que tenemos, encontraremos en Él la satisfacción que las posesiones materiales no brindan. Cuando procuremos la santidad en vez de las riquezas, tendremos deseos de ser fieles con lo que hemos recibido.
Cultivemos una actitud de contentamiento en Dios y sometámonos fielmente a Él, porque nuestro Proveedor se ocupará de nosotros.

Amar el dinero es perder de vista a la Fuente de la vida.

Amados, amémonos unos a otros

Amados, amémonos unos a otros

Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. —1 Juan 4:7
El ajedrez es un antiguo juego de estrategia. Cada participante empieza con 16 piezas en el tablero, con el objetivo de acorralar al rey de su oponente. Con los años, ha adoptado diferentes formas. Una de ellas es el ajedrez humano, presentado alrededor del 735 d.C. por Carlos Martel, duque de Austrasia, quien lo jugaba sobre un tablero gigante y usaba personas como si fueran las piezas. Esas personas estaban disfrazadas como las correspondientes piezas del tablero y se movían siguiendo los antojos de los jugadores, que los manipulaban para lograr sus propósitos.
¿Es posible que, a veces, juguemos a esta versión del juego de ajedrez? Con mucha facilidad, nuestras metas pueden instigarnos a usar a las demás personas como simples peones para alcanzarlas. No obstante, las Escrituras nos llaman a adoptar una perspectiva diferente de aquellos que nos rodean. Debemos ver a cada ser humano como alguien creado a la imagen de Dios (Génesis 1:26). Cada persona es objeto del amor divino (Juan 3:16) y merecedora del nuestro también.
El apóstol Juan escribió: «Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios» (1 Juan 4:7). Puesto que Dios nos amó primero, nosotros debemos responder amándolo a Él y a las demás personas, las cuales Él creó a su imagen.
Las personas deben ser amadas, no usadas.
 
Copyright © 2015. Profeta/pastor moisés herrera